Vale.
Te has cansado.
De tu ropa que ya no sienta igual.
De evitar los espejos.
De pedir “sin patatas” con voz de resignación.
De ese momento en que se te cae el mundo cuando ves una foto y piensas: “¿esa soy yo?”.
Y entonces… te dices: venga, empiezo.
El lunes. O mañana.
O cuando tenga tiempo.
O cuando baje un poco el estrés.
(Que nunca baja, claro.)
Spoiler: no hay un buen momento.
Solo hay el momento en que te hartas.
Yo también estuve ahí.
Buscando en Google “cómo empezar a perder peso sin matarme”.
Viendo a tías perfectas en TikTok hacer sentadillas con pestañas postizas.
Intentando una dieta que me dejó con hambre y mal humor durante una semana.
Duré dos días.
Así que si estás leyendo esto y no sabes por dónde empezar, te dejo mi consejo más sincero:
Empieza mal.
Sí, mal.
Con errores.
Con dudas.
Con ese sentimiento de “no tengo ni idea de lo que estoy haciendo”.
Ponte las zapatillas. Sal a caminar.
Haz tres sentadillas en el salón.
Compra más verdura, aunque no sepas qué hacer con ella.
Muévete. Aunque sea poco.
No necesitas planificar todo tu cambio de vida antes de dar el primer paso.
Solo tienes que darlo.
Te cuento una.
Un martes cualquiera, después de currar desde casa, me sentía como una patata.
Llevaba días diciendo “mañana empiezo” y el mañana nunca llegaba.
Así que me puse unas mallas viejas, cogí una mochila con una botella de agua (porque aún no tenía ni shaker ni nada pro 😅) y me fui al paseo marítimo.
No a correr. A andar.
Pero rápido, con música.
Y cuando llegué a la parte del mirador, sin pensar, me puse a hacer zancadas. Sí, ahí, en público.
Sentía que todo el mundo me miraba.
Spoiler: no me miraba ni el gato.
Pero yo me sentía ridícula.
Aun así, seguí.
Hice 10. Luego 15.
Me ardían las piernas. Me temblaban los muslos.
Pero volví a casa… sonriendo.
¿Por qué?
Porque ese día, aunque fuera mínimo, hice algo.
Y si luego te cuesta… pues claro.
Esto no es una peli de Disney con montaje musical.
Esto es sudar en silencio, repetir mil veces, y levantarte cuando fallas.
Pero te prometo algo:
El día que te sientas un poco más fuerte.
El día que te rías porque ya no te cuesta subir las escaleras.
El día que el vaquero cierre sin guerra…
Ahí vas a sentirlo.
Vas a saber que mereció la pena.
Así que no busques empezar “bien”.
Empieza ya.
Aunque sea torpe. Aunque sea feo. Aunque te dé vergüenza.
Aquí estamos para eso.
Para fallar juntas. Para avanzar juntas.
Para dejar de escondernos.
🖤