La semana en que escondí la báscula y aun así supe que iba ganando
Lunes. Deslicé la báscula bajo la cama como un secreto y me hice un trato: siete días sin números. No porque los números sean malos. Porque la semana pasada dejé que tres dígitos decidieran cómo sentirme con mi cara. Esta semana quería otro informe. Este fue el plan. Sin dietas. Sin castigos. Siete chequeos que …